El pulso entre los usuarios y las empresas de acceso a Internet asociadas, para obtener la autorización del gobierno español y poder controlar el modelo de negocio que da acceso a Internet está en un momento delicado.

Soy partidario de un modelo que asegure que los paquetes de datos que circulan por sus redes, reciban siempre el mismo tratamiento, sin prioridad ni jerarquía, independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo, y sin que se filtre el tráfico para privilegiar, degradar, limitar o impedir el acceso a cualesquiera páginas o servicios.

Aunque la imagen parezca exagerada, no está exenta de cierta realidad, al permitir a la empresa que da el acceso a Internet definir a su gusto y precio, el modelo de acceso a la red que puede ofrecer al usuario, cobrando por servicio y no por acceso. Yo voto por un Internet, como derecho fundamental para todos los usuarios, a precios razonables y con una calidad y servicio decentes, garantizando el cumplimiento del principio de neutralidad de red.